El sector se agarra al boom de llegadas de extranjeros para intentar salvar el año. Con dos grandes destinos rivales como Turquía y Egipto noqueados por su inestabilidad política, España prevé un verano con más de 22 millones de visitantes internacionales, un nuevo máximo histórico.
El sector turístico español lleva dos años encomendándose a las llegadas de extranjeros como único revulsivo para salvar (o simplemente maquillar) sus cuentas. La segunda recesión en cuatro años hundió la demanda de los clientes españoles, y así sigue (aunque en mayo se apuntó el primer crecimiento en casi dos años). Y ni siquiera el negocio generado por los turistas internacionales, con cifras récord, ha salvado al sector de su recesión particular.
Con las reservas de los turistas españoles en punto muerto, España se agarra de nuevo al boom de turistas extranjeros, que puede convertir el de este año en el mejor verano de su historia. La inestabilidad política en Turquía y Egipto, dos de los grandes rivales de entre los destinos del Mediterráneo, ha impulsado, y mucho, las expectativas para esta temporada alta, que ya se preveía positiva.
Las previsiones que maneja el Gobierno confirmarían el boom, después de que las visitas de extranjeros flaquearan durante los últimos meses de 2012 y primeros de 2013. El último informe de Coyuntura Turística que elabora el Ministerio de Industria augura que entre julio y septiembre se alcanzarán las 22,3 millones de llegadas de turistas, un nuevo máximo histórico y más de un 2% por encima del anterior récord registrado el año pasado [ver gráfico].
Según los datos del departamento que dirige José Manuel Soria, el incremento de las llegadas iría acompañado de un aumento del gasto de los turistas. La estimación oficial contempla que el gasto alcanzará los 23.189 millones de euros entre julio y septiembre, un 8% más que en el año anterior. No obstante, el Gobierno incluye en este dato todo el gasto que realizan los turistas, no sólo el que repercute en España (por ejemplo, se incluyen los pagos a aerolíneas o agencias de viajes extranjeras, no sólo el gasto realizado durante la estancia en el país). Los ingresos reales que el turismo genera se recogen en la balanza de pagos que publica el Banco de España: los datos hasta abril muestran que el turismo inyectó 10.500 millones de euros, un 1% más que en 2012.
Las dos Españas del turismo
Los hoteleros españoles confirman las buenas perspectivas de la demanda de los turistas extranjeros para este verano. Pero desde la patronal hotelera Cehat se subraya que no todos los destinos se beneficiarán por igual de este boom de visitantes internacionales, y que los que más dependen de la demanda nacional seguirán pasándolo mal durante este año. Según los datos del Observatorio de la Industria Hotelera Española, elaborado por PwC y la propia Cehat, la ocupación de los establecimientos de los grandes destinos de costa rondará este verano un envidiable 80%, mientras que los destinos urbanos afrontan un verano a la baja.
"A pesar de que las previsiones del turismo extranjero puedan mantenerse en niveles similares a 2012 y existan mercados emergentes como Rusia que resultarán estratégicos en los próximos años, las zonas receptoras de turismo nacional se ven más seriamente afectadas que nunca en los últimos años", explica el presidente de la patronal hotelera, Juan Molas.
Turquía y Egipto, noqueados
Los profesionales del sector no cuentan con una recuperación de la demanda española durante este año. En principio, la crisis económica europea no invitaba al optimismo para augurar fuertes subidas de las llegadas de extranjeros. Pero las revueltas de las últimas semanas en Turquía y la incertidumbre tras el golpe de estado en Egipto pueden acabar siendo un inesperado revulsivo para el negocio. España podría así beneficiarse así otra vez de los problemas de otros destinos vacacionales del Mediterráneo, como ya sucedió con la importante redirección de flujos turísticos que se produjo en 2011 con las revueltas de la primavera árabe.
Los destinos vacacionales españoles, muy singularmente Canarias, captaron gran parte de los turistas europeos que dejaron de ir a las playas del Magreb en 2011. Las revoluciones en Túnez y Egipto, la guerra en Libia, incluso tímidos levantamientos en Marruecos se sucedieron durante ese año. Según los grandes touroperadores europeos España fue el destino elegido por aproximadamente tres cuartas partes de los turistas que sin esa inestabilidad habrían viajado a los destinos del norte de África. El PIB turístico se disparó ese año de la primavera árabe un 2,6%, cuatro veces más de lo que creció el conjunto de la economía española.
Según las estimaciones del sector nacional, sin el revulsivo que supuso la captación de esos flujos prestados de visitantes, el turismo español habría elevado su actividad tan sólo un 1% o un 1,2%. La diferencia entre uno y otro escenario equivalió a una aportación adicional de unos 1.800 millones de euros en el conjunto del valor de la actividad turística española. El PIB turístico nacional tenía al cierre de 2012 un valor aproximado de casi 113.200 millones de euros. De confirmarse las estimaciones iniciales para el conjunto de este año que maneja el lobby Exceltur, con una caída del 1%, el PIB sectorial quedaría en apenas 112.000 millones.
Está por ver si los problemas en Turquía y Egipto acaban teniendo el efecto esperado en la demanda de los destinos españoles. Que el sector nacional consiga salvar tan sólo la mitad de la caída prevista para 2013 implicaría una inyección para la economía de unos 600 millones de euros. Todo un bálsamo para un sector que afrontará casi con toda seguridad su segundo año consecutivo en recesión.